Hoy he estado hablando brevemente con una mujer, asistente geriátrica
de profesión, hemos hablado de lo mal que está la cosa y del daño que han hecho
los recortes asistenciales, las pocas ayudas que reciben las personas sin recursos
y poco más, nos hemos despedido y después me he arrepentido de no haberle echado
un poquito más en el cesto que tenía en el suelo junto al cartel en el que lucía
escrita una pequeña leyenda. La verdad es que quise asegurarme la compra del
bote de cacao del lidl para el desayuno con las monedas que llevaba encima ya
que no me acordaba de lo que costaba y es que las costumbres cambian… hace
tiempo que no compro colacao.
He escrito esta experiencia en un leve tono sarcástico para llamar
la atención sobre el hecho de que nos estamos acostumbrando a ver a cada vez
más gente pidiendo en las calles, gente normal que ha empobrecido, pretendiendo invitar a
la reflexión sobre el fenómeno del deterioro socioeconómico que afecta paulatinamente a tantos aspectos de nuestras vidas.
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