lunes, 9 de diciembre de 2013

Un punto de vista objetivo y poco divulgado, sobre la situación socioeconómica actual.

Esta última década podríamos tacharla de convulsa a nivel mundial, pero a nivel
doméstico tampoco lo ha sido menos, hemos sufrido una fuerte subida del precio de la
vivienda y por consiguiente nos hemos visto obligados a un fuerte endeudamiento, una
vez endeudados nos han subido los intereses hasta resultar insostenible para muchísimos
ciudadanos, consecuencia de ello ha sido la bajada de la demanda de bienes y servicios
y por lo tanto la drástica elevación del paro y bajada del poder adquisitivo. Ahora nos
enfrentamos a una contundente reforma laboral que provoca recortes en los derechos de los
trabajadores, facilita el despido y fomenta la precariedad laboral, además de intentar
claramente una sustitución generacional de los obreros mediante la incentivación del
trabajo juvenil, con la consabida certidumbre de que estos trabajadores más jóvenes se
mostrarán más sumisos ante las actuales y futuras medidas restrictivas.

Y llegados a este punto es obligado preguntarnos: ¿Para qué?

Yo creo que para iniciar la relocalización industrial. ¿Porque?

Los grandes industriales, o quizás debería decir los inversores, están decepcionados de
los resultados obtenidos por las fábricas llevadas a China, no solo en su rentabilidad
productiva (mermada en los últimos años por el continuo aumento del costo de la mano
de obra) si no en otros aspectos como la vulneración de las patentes, copia de los
procesos industriales, diseños, etc. Prácticas que se realizan en China sin cortapisas ya
que culturalmente son aceptadas y no existe una legislación que las prohíba. Además los
salarios de los trabajadores Chinos están sufriendo una evolución continua, así como sus
derechos, lo que repercute en un aumento de los costes laborales, a eso hay que sumar
cambios en las legislaciones como las que regulan los desechos industriales. Todo ello
incide directamente en una bajada de los beneficios de estas empresas deslocalizadas y
pone en riesgo su futuro y o gran rentabilidad.
En consecuencia los dirigentes occidentales, empujados por los grandes inversionistas y
empresarios que han visto mermadas las ventajas inicialmente previstas de la
deslocalización industrial, parecen haber diseñado y puesto en práctica un plan para
solventar ese “problema”.
La solución que parece han tomado los dirigentes europeos es la siguiente:
Hundir las economías de ciertos países de la UE.
Esto tiene muchas “ventajas”:
1ª Estos países ya están dotados de buenas infraestructuras, muchas de ellas exigidas
por la UE (subvencionadas o no).
2ª Están totalmente familiarizados con los estándares Europeos y sus normas.
3ª Ellos tienen total control sobre estos países, incluso han llegado a sustituir los
gobiernos democráticamente elegidos (como en Grecia e Italia) o gobiernan partidos
con ideas afines y o sumisos o están tácitamente intervenidos (como en España y
Portugal), todos ellos tienen en común la pérdida de soberanía.
4ª En todos ellos existe una gran cantidad de mano de obra cualificada que por la
situación provocada, ahora se encuentra sin trabajo y endeudada y con su futuro
pendiente de un hilo.
Este último punto es clave ya que los nuevos gobiernos instaurados van a tener como
misión fundamental abaratar los costes del trabajo, bajando los salarios,
disminuyendo las vacaciones, aumentando las jornadas laborales, además de facilitar los
despidos y contrataciones precarias, en definitiva, mermando los derechos de los
trabajadores y por lo tanto la calidad de vida de la mayoría de sus ciudadanos.
La formula:
Mano de obra cualificada y barata + infraestructuras de primer orden + control
absoluto del gobierno = “Su pequeña china a las puertas de casa”, donde fabricar
con buena calidad, barato y controladamente.

En estos momentos asistimos a lo que podríamos denominar la segunda fase, el
hundimiento económico y la pérdida de soberanía.
La tercera fase de la adaptación sería trasladar las fábricas desde China a estos países de
la U.E.
La última fase sería conseguir el mantenimiento de dicha situación y garantizar la
competitividad contra China o cualquier otro posible competidor.
Aquí entraría el control férreo de las masas a través de la instauración de sistemas duros
de gobierno de corte fascista, cosa fácil de conseguir mediante el probado sistema de
prometer trabajo primero, consiguiéndolo después mediante la relocalización industrial,
que aportará trabajo aunque a costa de su abaratamiento y de la pérdida de derechos y
recortes sociales de los ciudadanos que redundará en una merma notable de su calidad
de vida.
Estos “gobiernos” deberán hacer paulatinamente competitivo el nuevo sistema con
continuos reajustes hasta quedar equilibrado con el de la competencia, para lo que será
imprescindible delimitar la libertad de la ciudadanía.
Pensemos que algo similar ocurrió en la Alemania Nazi durante la gran depresión. El
partido nazi ascendió con el voto de los atemorizados trabajadores Alemanes gracias a
las promesas de empleo, pero al contrario que en la situación actual, Alemania lo hizo a
la inversa, recortando el paro mediante un gran crecimiento de la industria
armamentística y de infraestructuras primero, para posteriormente conquistar por la
fuerza otros países limítrofes, Aquí y ahora verdaderamente esto no hace falta, ya
tenemos suficientes armas y se han construido las infraestructuras necesarias.
Resulta evidente que quienes se han propuesto llevar a cabo este plan, han aprendido de
su error y ahora están aplicando la misma receta pero sometiendo los territorios
económicamente a través de un marco legal (CEE) como si fuese una partida de póker,
para luego intervenirlos y hacer en ellos lo que crean conveniente para conseguir sus
objetivos.
Al fin y al cabo, las gentes que habitamos estos países de segundo orden, somos gentes
que aunque hayamos sido durante estos últimos años formados según sus estándares,
"hemos demostrado ser muy inferiores", ya que según dicen los que así piensan “somos todos corruptos e insolidarios entre nosotros y claramente inferiores intelectualmente” quedando patentemente demostrado al haber caído en la trampa tan fácilmente.

Para ellos somos los llamados PIIGS (cerdos) y ahora vamos a ser sus esclavos.

AM.

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